viernes, 4 de enero de 2013

Nostalgia





Nostalgia, eso es lo que he sentido al venir en tren a Madrid cuando pasé a la altura de los terrenos de Palacio de la Zarzuela. Al reconocer todo esos caminos nevados, eso montes en los cuales buscabas un refugio de ese calor abrasador de un clima tan extremo como es el que se da en la meseta.
Al reconocer los ríos por donde patrullábamos con nuestros compañeros cuadrúpedos incansables y de paciencia infinita.
Al ver a manadas de jabalíes, corzos y gamos... Que de vez en cuando perseguíamos.
Esos agujeros en la tierra, donde nos escondíamos al abrigo de las inclemencias del tiempo.
Nostalgia al fin y al cabo de tiempos pasados, que no es que fueran mejores, pero que si les guardo muchísimo cariño.
El monte de la Zarzuela, es un sitio, al que cada día, estoy más convencido de que no volveré. Ya no tanto por que no quiera, como por el futuro que me espera y que me quiero labrar. Y si algún día vuelvo a la Guardia Real, creo que lo haré o bien con un nuevo empleo, o bien con una distinta especialidad. Lo cual, de todas a todas, no ejerceré más funciones de patrulla por el monte.
Como decía todo esto pasaba, en cuanto salí del túnel que me traía de Valladolid en tren. Miré a mi izquierda, ya que iba en sentido contrario a la marcha y ahí estaba. Tan poblado de encimas y pinos como siempre. Con sus montes y vaguadas por dos río, que a estas alturas si llevaran agua, pero que pronto lo dejarán de hacer, por las altas temperaturas que se alcanzan. Que para un asturiano como yo, se llevan muy mal.
Por norma general, este blog siempre habla de mis aventuras y desventuras por el RCR Farnesio 12, mi actual unidad, pero al pasar hoy por esa zona, no pude si no medio sonreírme al recordar muy buenas anécdotas mientras me hallaba de patrulla. De las cuales la gran mayoría no puedo relatar aquí sin incurrir en un par de delitos, y faltas, tanto leves como graves. Ya que la zona en si misma tiene carácter Reservado, y tenemos el rollo ese de confidencialidad.
Algo que si puedo contar, es la vez que estaba de patrulla con el caballo Uzbeco, y mi compañero con Iris.
Si bien mi Uzbeco no era mi caballo habitual, como no, tratándose de mi. Este “amigo” tenía una peculiaridad, y es que tenía una “nube” en un ojo, con lo cual había perdido mucha visión por ese ojo.
Como estaba relatando, estaba yo con mi compañero de patrulla, cuando un jabalí se nos cruza. A esto que Iris reacciona “poniéndose de manos”, modo caballo rampante, y el mio, ante tal sobresalto. Reacciona, saltando hacía adelante, poniéndose de manos, y quiebro hacia la derecha. Lo cual, hace que, evidentemente, me caiga. Ya que, puedo ser buen jinete, pero de rodeo no soy. Aunque hubiera momentos que lo pudiera parecer.



Uzbeco, después de verse libre de su amo temporal, huye como si el mismo demonio fuera tras el. Yo me reincorporé sin lesión alguna, y mi compañero que pudo dominar el temperamento de Iris, fue tras jamelgo que se dio a la fuga.
Al cabo de media hora, y sin que la búsqueda fuera fructuosa, di el aviso a la guardia, para que supieran lo que había pasado, y me ayudaran a buscar mi caballo.
Después de dos horas de búsqueda sin resultado alguno. Recibo el aviso, de que Uzbeco se haya pastando tranquilamente en la zona de embarque y recogida de la guardia a caballo. Allá que voy.
Y efectivamente, allí estaba tranquilamente atado, por mis compañeros que consiguieron agarrarlo y atarlo. Pero con una pequeña novedad y es que había perdido los estribos, los míos no, los del caballo.
Así que la patrulla por mi sector hubo que suspenderse, hasta el relevo.
A Uzbeco no le pasó nada, no temáis  Y a mi administrativamente hablando tampoco, ya que fue por accidente.
Pero los gracioso aconteció dos días más tarde.
Estos hecho acaecieron hace ya unos años, a finales de Junio, a dos días antes de San Juan. La importancia de esta fecha se debe a que este santo, es patrón de la Guardia Real. Y como tal se celebra ese día tan señalado con una formación y vino posterior, bueno, el vino ya no. Hay recortes.
El día anterior a San Juan transcurre mi accidente, en el día del patrón, realizamos la formación de gala completa, a las siete de la tarde y con unos muy “agradables” 30º
Para que os ubiquéis más, fue cuando el partido España-Italia en la Eurocopa, semis, si mal no recuerdo.
Hacemos la formación, vamos al vino, celebramos un poco el patrón. Y luego unos amigos nos “calentamos” de más, así que decidimos salir de fiesta.
Y dicho y echo, por ahí que estuvimos hasta las tantas por algún lugar de la capital. Y como digo hasta las tantas, digo hasta las tres de la mañana, y sé que más de uno pensará que no es muy tarde. Bueno tal vez tenga razón, excepto cuando tienes guardia al día siguiente y tienes que levantarte y estar en la cuadra a las cinco y media de la madrugada. Momento en el cual, se tenían que presentar dos compañeros de la cuadrilla que habíamos decidido salir de fiesta.
Volvemos al cuartel, perjudicados.... Bastante perjudicados. A mis compañeros, pudieron dormir un par de horas.
Evidentemente, no se levantaron muy frescos que digamos, y uno de ellos, cogió mi montura, que la tenía fuera. El motivo era, que estaba ahí, ya que en mi taquilla, tenía otra que me dejaron, ya que la mía había perdido los estribos en la caída.
Mis compis preparan los caballos, de aquella manera y se van al punto de comienzo de la patrulla. Una vez allí preparan los últimos ajustes para el servicio, tales como la cabezada de trabajo, revisar la cincha de la montura, y los ajustes personales tanto de comunicaciones como armamento.
Y aquí es cuando uno de estos compañeros, se da cuanta de que cogió mi montura.... Ya sabéis la que no tenía estribos, y se ha de subir al caballo sin los mismo. Por que claro, a ver como explicas tu que; has cogido una montura que no es la tuya, y habiéndola cogido porqué no tiene los estribos, y por último, pero no menos importante... Por que apestas a alcohol...
Bien, este personaje comienza la patrulla, con una muy buena resaca, y sin estribos. Y creerme... pasarse así unas horas... fastidia un buen rato en determinada zona masculina.
Aunque mayor fue la sorpresa para el sargento de guardia, que para más inri, era de nuestra propia sección. Cuando en la hora del bocadillo, que nos proporcionan en un punto acordado de Zarzuela, decide ir a verlos para ver que tal están los chavales, y se da cuenta del percal.
Aparte de bronca y varias represalias. El suboficial en cuestión, decide ir hasta el escuadrón, que se encuentra a unos 10km, y le sube unos estribos, ya que, efectivamente si el caballo se desbocara, el jinete se encuentra falto de unos puntos de apoyo bastante importantes.
Al final con mi amigo, si, por desgracia puedo decir que es un amigo, jejejeje. No pasó nada, ya que el suboficial le dio cuartelillo, y dejó que las aguas siguieran su curso sin mayor novedad.
Mi compañero libró por el canto de un duro. Aunque estuvo una temporada bajo el ojo del suboficial.
Evidentemente, la situación se torna bastante más graciosa, poniendo algún que otro detalle que por las razones que describía antes.. pues me es imposible.
Tuvimos bastante cachondeo con este personaje.... Todavía lo seguimos teniendo, jejejeje.

Si lees, esto.... ya sabes... un cervecita....

Un saludo gente.

PD: No se me olvida, no. Aquí os dejo la canción de turno... Ser felices.


1 comentario:

  1. Había escrito un montón de cosas wenas, pero desde el móvil... se jorobó... grrr.

    Que es normal que te acuerdes de aquéllo, de los caballos, tus amigos, etc.

    Yo, al pasar por El Pardo, al venir de Galicia en tren, me acordaba de ti; así que, tú con más razón.

    Me ha gustado tu entrada! Aunque conocía la anécdota. Echo de menos esas historias!

    Por cierto, no tenía ni idea de que en los montes de Zarzuela había encimas XD ¿mezcla entre encinas y enzimas?

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